LOS BICHITOS DE DOÑA CANDOR

A menudo usamos la expresión monstruo y monstruosa… ¡Ah! y monstrua. Bueno también decimos monstro, sobre todo los más pequeños y, por supuesto, un gran número decimos mostro, sobre todo aquí en nuestra tierra. Por cierto, mostro lo contempla la Real Academia Española que no te lo corrija nadie.

Pero, ¿Qué define monstruo?

Muchas cosas, porque podemos usarlo en positivo o negativo, para describir algo descomunal como el magnífico ingenio de nuestra mejor amiga o muy malo como la comida basura que no podemos consumir en exceso…

¿Entonces hay un catálogo de monstruos ya determinado? En absoluto, porque los monstruos son personales de cada cual, según sus miedos o sus deseos, según sus alegrías o tristezas.

El programa 2022 de la Incubadora se llama monstruo y juega en esta edición con el espejismo de esta palabra para conectar la creatividad y el desarrollo a través de los procesos de juego en el aula, donde el alumnado en su conjunto crea a partir de unas objetos maestros comunes pero que dan margen a la deriva productiva a nivel individual, dejando margen al descubrimiento  e inventiva para que puedan sumarse propuestas constantes al grupo.

Tomamos prestada la afirmación de Cals Holman, activista Británica y diseñadora de juguetes, “el juego puede cambiar el rumbo del mundo, y por tanto hacen los buenos juguetes buenas personas”. A menudo decimos que, niños y niñas se entretienen más con el envase o la caja del juguete que con el propio juguete. Esto es debido a que, en general, en la infancia preferimos activar la imaginación para crear y descubrir mucho más allá de seguir una pauta o instrucciones, lo tenemos en el ADN; esto que les permite el cartón de la caja y no el juguete.

En base a esto, no se pretende a través del programa definir ningún proceso creativo, sino lanzar un juguete al aire en forma de palabra, para que este pueda servir como disparador de ideas.

La búsqueda constante, La ecología, los hábitos, el entorno social, la moda, la salud… ¡Nuestra vida! En las texturas, la voz, el cuerpo, los colores. Mucho por descubrir.

Yo te doy un trozo de periódico, una alfombra y un botón y tú pon tu tirita, que ya no te sirve, esa rebanada de pan con pecas y el tornillo que te falta… ¿Me haces un monstruo?